Los periodos vacacionales como Semana Santa o Navidad representan un momento ideal para descansar, compartir tiempo con la familia y desconectar del ritmo habitual del curso escolar. No obstante, esta pausa también puede venir acompañada de un aumento en el tiempo frente a las pantallas. Tablets, móviles, consolas y televisores tienden a ocupar más horas de las recomendadas, generando a menudo tensiones dentro del hogar.
Gestionar de forma positiva el uso de la tecnología durante estos días no solo es posible, sino esencial para favorecer el bienestar de la infancia, mantener la armonía familiar y promover hábitos digitales responsables. A continuación, comparto algunas recomendaciones para acompañar el uso de pantallas de forma consciente durante los días de vacaciones.
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1. Pactar normas claras desde el principio
Aunque las rutinas se flexibilicen, los límites siguen siendo necesarios. Por eso es conveniente anticiparse y establecer, junto con los niños, unas reglas básicas sobre el uso de dispositivos: cuánto tiempo podrán utilizarlos, en qué momentos, qué tipo de contenido está permitido y en qué espacios de la casa.
Por ejemplo, se puede acordar media hora con la tablet después de comer, o ver juntos una película familiar tras completar otras actividades. Cuanto más específicos y consensuados sean los acuerdos, menos lugar habrá para los conflictos.
2. Elegir contenidos que aporten valor
El tiempo frente a la pantalla no es el único factor relevante: también importa cómo se emplea. No es igual dejar al niño viendo vídeos aleatorios durante horas que proponerle una película compartida, un tutorial para crear algo con sus manos o un juego cooperativo que estimule el pensamiento.
En este sentido, lo ideal es optar por propuestas que fomenten la creatividad, el aprendizaje y la interacción positiva. Plataformas educativas como www.cristic.com ofrecen juegos online con fines pedagógicos, libres de publicidad y violencia, donde los niños pueden repasar de forma lúdica lo aprendido en clase.
3. Proponer alternativas estimulantes
Disminuir el uso de pantallas no significa eliminar el ocio, sino enriquecerlo con otras opciones atractivas. Por eso, es útil preparar con antelación un listado de actividades “offline” para estas vacaciones: desde hacer manualidades o cocinar una receta especial, hasta excursiones al aire libre o construir una cabaña improvisada.
Una opción divertida es crear un “tarro de ideas” donde cada miembro de la familia aporte propuestas, que luego se irán sacando al azar. Esta dinámica no solo implica a los niños, sino que los motiva a participar en las alternativas con mayor entusiasmo.
4. Acompañar y supervisar
Un uso responsable de la tecnología requiere más que controlar el tiempo o activar filtros parentales: necesita presencia adulta. Es importante saber qué consumen los niños, qué opinan al respecto, con quién lo comparten y cómo les afecta.
Ver con ellos un vídeo, interesarse por su videojuego preferido o conversar sobre lo que han visto en Internet son acciones clave para reforzar el vínculo afectivo y fomentar el pensamiento crítico. Las herramientas de control parental pueden apoyar, pero el verdadero acompañamiento nace de la escucha activa y la implicación.
5. Ser ejemplo del uso que queremos transmitir
Los niños aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos. Por eso, durante las vacaciones, es buena idea que también los adultos limitemos nuestro uso de pantallas, mostremos interés por actividades sin tecnología y delimitemos juntos cuándo y dónde se pueden usar los dispositivos.
Un ejemplo sencillo: crear un «parking de móviles» en la mesa o decidir juntos que en ciertas habitaciones no se utilizarán pantallas. Enseñar con el ejemplo, más que una opción, es la vía más efectiva para educar en el uso consciente de la tecnología.
6. Mantener la calma y mostrar empatía
Durante estos días, es probable que aparezcan momentos de tensión: insistencias por seguir jugando, enfados al apagar la consola o desacuerdos sobre qué ver. Ante esto, mantener la calma, validar sus emociones y acompañar con firmeza afectuosa será clave.
Algunas frases que pueden ayudar: – “Sé que te gustaría seguir, y a la vez es importante cumplir con lo que hemos acordado.”
– “Guardamos la tablet y después puedes elegir entre salir al parque o preparar una receta.”
Este tipo de respuestas no eliminan la frustración al instante, pero ayudan a establecer límites con respeto y empatía, enseñando autorregulación emocional.
Las pantallas no son el enemigo, pero sí requieren una gestión consciente por parte de los adultos. Establecer acuerdos, elegir buenos contenidos, ofrecer alternativas interesantes, acompañar con atención y dar ejemplo son algunas de las claves para construir una relación saludable con la tecnología. Así, también en vacaciones, podemos disfrutar del descanso sin caer en un uso excesivo de los dispositivos.