En los últimos meses han aparecido diversas noticias sobre el uso de la tecnología en educación con titulares alarmistas y reduccionistas.
Indudablemente, debemos mantener una actitud crítica respecto al uso de dispositivos digitales en el ámbito educativo. Tenemos que ser conscientes de su utilidad y conveniencia en función del nivel educativo y habilidades de los estudiantes, los objetivos de aprendizaje que perseguimos… Sin embargo, con frecuencia encontramos en los medios de comunicación discursos alarmantes y no fundamentados que no responden a la realidad.
No, las pantallas no son perjudiciales por sí mismas. Lo pueden ser determinados contenidos y aplicaciones, pero no las pantallas en su totalidad. Cuando la tecnología se usa para acceder a contenidos y propuestas de calidad, con criterio, con seguridad y estableciendo tiempos adecuados, puede aportar beneficios. No todo es blanco o negro.
En este sentido, la UNESCO ha presentado recientemente el informe 2023 Global Education Monitoring Report donde precisament hace hincapié en lo que comentaba en la introducción de este post: la tecnología debería usarse en clase solamente cuando ésta apoye los resultados del aprendizaje, y esto incluye el uso de teléfonos inteligentes. Puedes leer el informe original en inglés aquí. A continuación incluyo un extracto traducido.
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¿Móviles en el aula? Solo cuando aportan valor añadido al aprendizaje
Una distracción para aprender
El informe muestra que la tecnología puede apoyar el aprendizaje en algunos contextos, pero no cuando se usa en exceso o de manera inapropiada.
En particular, el uso de teléfonos inteligentes puede interrumpir el aprendizaje en las aulas. Un estudio que examinó la educación preescolar hasta la educación superior en 14 países encontró que distrae a los estudiantes del aprendizaje. Incluso tener un teléfono móvil cerca con notificaciones es suficiente para que los estudiantes pierdan la atención de la tarea en cuestión. Un estudio encontró que los estudiantes pueden tardar hasta 20 minutos en volver a centrarse en lo que estaban aprendiendo una vez distraídos.
Se descubrió que la eliminación de los teléfonos inteligentes de las escuelas de Bélgica, España y el Reino Unido mejora los resultados de aprendizaje, según un estudio citado en el informe, especialmente para los estudiantes que no se desempeñaban tan bien como sus compañeros.
«La revolución digital tiene un potencial inconmensurable, pero, al igual que se han expresado advertencias sobre cómo debe regularse en la sociedad, se debe prestar una atención similar a la forma en que se utiliza en la educación.» (Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO)
Riesgos para la privacidad y el bienestar de los niños
Las preocupaciones sobre la privacidad, la seguridad y el bienestar de los datos también subyacen en los debates sobre el uso de algunas tecnologías en las escuelas, especialmente por parte de los estudiantes a edades tempranas.
Se plantean preocupaciones de privacidad cuando las aplicaciones específicas recopilan datos de los usuarios que son innecesarios para que las aplicaciones funcionen. Sin embargo, actualmente, solo el 16 % de los países garantizan explícitamente la privacidad de los datos en la educación por ley. Un análisis encontró que 39 de los 42 gobiernos que proporcionaron educación en línea durante la pandemia fomentaron usos que arriesgían o infringieran los derechos de los niños.
Vimos a niños de tan solo nueve años solicitando teléfonos inteligentes, y era evidente que estos niños no estaban emocionalmente preparados para navegar por las complejidades de estos dispositivos y el mundo digital. (Rachel Harper, directora de una escuela de Irlanda)
Regulación del uso de teléfonos inteligentes en la escuela
Casi uno de cada cuatro países introduce prohibiciones al uso de teléfonos inteligentes en las escuelas en leyes o políticas desde Costa de Marfil hasta Colombia, desde Italia hasta los Países Bajos. Las prohibiciones son más comunes en Asia. Tanto Bangladesh como Singapur prohíben el uso de teléfonos inteligentes en clase, pero no en la escuela. Francia prohíbe el uso de teléfonos inteligentes a menos que sea estrictamente para fines pedagógicos o para apoyar a los niños con discapacidades.
En cambio, algunos han prohibido el uso de aplicaciones específicas de la configuración educativa debido a problemas de privacidad. Dinamarca y Francia han prohibido Google Workspace, mientras que Alemania ha prohibido los productos de Microsoft en algunos estados. En los Estados Unidos, algunas escuelas y universidades han comenzado a prohibir TikTok.
El nuevo Informe GEM de 2023, titulado «Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en qué términos?», pide que se tomen decisiones sobre la tecnología en la educación para priorizar las necesidades del alumno, asegurándose de que cualquier uso de la tecnología sea apropiado, equitativo, escalable y sostenible.
Los estudiantes necesitan aprender los riesgos y oportunidades que vienen con la tecnología y no estar protegidos de ellos por completo. Pero los países necesitan dar una mejor orientación sobre qué tecnología está permitida en la escuela y qué no, y sobre su uso responsable. Solo se debe permitir en la escuela la tecnología que tenga un papel claro en el apoyo al aprendizaje.
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