En el post de hoy comparto mi nuevo artículo 6 estrategias para una Navidad en calma publicado en El Periòdic. Puedes leer el artículo original en catalán aquí. Y a continuación te dejo la traducción al español:
Estamos a las puertas de Navidad, una época de alegría y felicidad, especialmente por los más pequeños. Todos iniciamos las vacaciones navideñas cargados de ilusión y buenas intenciones, pero a medida que avanzan los días es probable que aparezcan nervios, estrés y frustración al ver que no llegamos a todo: vacaciones escolares de nuestras criaturas, conciliación, compromisos familiares, compras de última hora… Y a todo esto le sumamos las típicas amenazas que año tras año aparecen por estas fechas, así como niños pasados de vueltas con gran cantidad de regalos que no son capaces de llegar a gestionar.
¿Cómo evitar el estrés de estas fiestas y disfrutarlas con calma? Veamos a continuación algunas estrategias que podemos tener en cuenta para una feliz Navidad en familia.
6 estrategias para una Navidad en calma
1. Rebaja expectativas
Buena parte del estrés que nos acompaña esta época del año se debe a nuestras expectativas. Cada uno de nosotros tenemos una imagen idealizada de cómo es la Navidad perfecta, pero esta imagen no siempre se cumple, cosa que nos genera frustración. Es más, nuestra Navidad ideal no tiene por qué coincidir con las expectativas de nuestros padres, pareja o hijos.
Conviene pararse a reflexionar sobre cuáles de las cuestiones que nos preocupan son realmente importantes, cómo solucionarlas (si es que tienen solución) y cuáles están fuera de nuestro control. Demos espacio para expresar nuestras necesidades y buscar, entre todos, soluciones.
2. Revisa las rutinas
Probablemente aprovechemos las vacaciones de Navidad para realizar pequeños cambios en las rutinas que durante el curso escolar seguimos de manera más estricta. En este sentido, es importante ser claros y acordar qué rutinas pueden relajarse estos días y qué otras es importante que sigamos manteniendo igual. No olvidemos que las rutinas aportan seguridad a los niños, por lo que no es recomendable convertir estos días festivos en un “sálvese quien pueda”.
3. Navidad, mucho más que regalos
Los niños están expuestos a elevadas dosis de publicidad, ya sea a través de la gran cantidad de catálogos de juguetes que recibimos en casa como anuncios en televisión. Y es que desgraciadamente la Navidad se ha convertido en sinónimo de consumismo para pequeños y mayores.
Cada vez se habla más del síndrome del niño hiperregalado, que se refiere a los niños que reciben una cantidad excesiva de regalos. Este exceso puede tener implicaciones negativas, como dar poco valor a las cosas o baja tolerancia a la frustración al pensar que todo es fácil de conseguir y que no necesitan esforzarse para obtener lo que desean. Pero no nos engañemos: somos los adultos los que estamos provocando el síndrome del niño hiperregalado porque somos nosotros quienes compramos esos regalos. Somos los padres, abuelos, tíos y familiares quienes, con toda nuestra buena intención, cada año nos ofuscamos en buscar el regalo que más pueda agradar.
Nuestros hijos no necesitan 20 regalos. Lo que necesitan es pasar tiempo con nosotros: tiempo en cantidad y calidad.
Nuestra presencia y atención es su mejor regalo.
4. Anticipa
Durante los primeros años de vida el niño apenas entiende qué está pasando durante la época navideña. Ve cambios en la decoración de casa, comidas con familiares que quizás ni siquiera recuerda, un día se despierta y hay un montón de regalos alrededor del árbol… Es importante que le expliquemos con lenguaje sencillo y adaptado a sus capacidades lo que estamos viviendo, procurando adelantarle poco tiempo antes lo que va a suceder.
Anticiparnos y poner palabras a lo que sucederá da seguridad y tranquilidad a nuestros hijos: dónde iremos hoy a comer, quién estará, si habrá ruido, qué haremos después… Expliquémosles qué se encontrarán. Y también una vez finalizado el encuentro familiar, pongamos palabras a los nervios que quizás sienten, cómo lo han vivido, etc.
5. Huye de las amenazas y chantajes
- «Si no te portas bien, Papá Noel no te traerá regalos».
- «Si no recoges tus juguetes, los Reyes Magos pasarán de largo».
¿Te suenan este tipo de frases? Lo dicen los padres, los abuelos, los maestros… Son frases que hemos escuchado tantas veces que repetimos a menudo sin pararnos a procesar qué hay detrás, sin ninguna mala intención.
Si ponemos conciencia veremos que no dejan de ser chantajes y amenazas. Y sí, probablemente funcionen al momento y consigamos que el niño haga lo que queremos, pero a la vez le estamos enseñando a:
- Obedecer por el simple hecho de obtener algo a cambio
- Amenazar él también a los demás cuando quiera conseguir aquello que quiere
- Aceptar sobornos
Además, estamos haciendo una amenaza que, en la mayoría de los casos, no vamos a cumplir: aunque su comportamiento no sea siempre adecuado, tendrá regalos. Por lo tanto, estamos diciendo una cosa y haciendo otra. Un mensaje contradictorio.
Dejemos de jugar con la inocencia de los niños para conseguir que nos hagan caso. No utilicemos su ilusión como herramienta de manipulación.
Démonos la oportunidad de disfrutar de estos días sin chantajes ni amenazas.
6. Respira
Recuerda que siempre puedes detenerte unos momentos y respirar conscientemente. Si sientes que no puedes más, si tu hijo está pasado de vueltas o si recibes un comentario desafortunado de algún familiar… Respira. Detente unos instantes, pon en pausa lo que estás haciendo y observa tu cuerpo con cada inhalación y exhalación. No importa dónde estés en ese momento o con quién. Tu respiración siempre te acompaña.
Te dejo a continuación un par de entradas relacionadas con la Navidad, por si te interesa seguir leyendo sobre este tema: